Rescato esta enriquecedora nota de la revista Rolling Stone escrita por David Browne, sobre la inmortal Nina Simone, cuya figura crece y crece.
Desde un gran documental hasta el disco de Jay-Z '4:44', la artista que ingresó al Salón de la Fama del Rock and Roll en 2018 está en medio de un gran renacimiento cultural. En abril se cumplieron 15 años de la muerte de Nina Simone, pero a juzgar por su influencia, parece como si jamás se hubiera ido. "The Story of O.J.", de Jay-Z, incorpora un sampleo de "Four Women", de Nina Simone, y su video cuenta con una versión animada de la fallecida cantante. La canción de 2017 se suma a una lista de otros temas de hip-hop recientes que han sampleado a Simone, incluyendo "Blood on the Leaves", de Kanye West, "Understood", de Lil Wayne, y "New Day", de West y Jay-Z. Como le dijo el productor No ID a Rolling Stone el año pasado acerca del uso de sampleos de Simone por parte de Jay-Z: "Es la banda de sonido de la vida de él. Esa es la razón por la que los usa".
Hace dos años, el documental de Liz Garbus acerca de Simone, "What Happened, Miss Simone?", fue nominado a un Oscar... Dice Garbus: "No era tan famosa como Aretha, que hacía cosas más comerciales, como salir en talk shows nocturnos. Nina eligió no hacer eso. De modo que hay mucha reverencia por Nina, y una idea de que ella no recibió lo que merecía durante su vida." Simone, fallecida en 2003 a los 70 años por cáncer de mama, reescribió las reglas de lo que era ser una mujer dentro del show business. "Four Women", su canción de 1966 acerca de un cuarteto de mujeres afroamericanas (una prostituta, una activista, una mestiza y una hija de esclavos), fue prohibida en Filadelfia y otras ciudades, al igual que "Louie Louie", entre otras canciones también censuradas en la época.
El redescubrimiento de Simone viene creciendo gradualmente desde que Tracy Chapman y el fallecido Jeff Buckley versionaron sus canciones. Desde entonces, canciones asociadas con Simone han sido versionadas por Muse, Mary J. Blige, Lauryn Hill, Usher, Feist y John Legend con The Roots, y remixadas por gente como Avicii y Postal Service. La lista tan diversa refleja la variedad de la obra de Simone. Empezando con su primer disco en 1958 (algunas de estas grabaciones fueron recientemente reeditadas como Mood Indigo: The Complete Bethlehem Sessions, seguidas del disco doble The Colpix Singles), Simone dejó una de las obras más notablemente eclécticas de la historia del pop -un viaje en la evolución de la música popular en sí misma.
Sea en concierto o en disco, nunca sabías lo que ibas a recibir con Simone. Su estilo al piano estaba influenciado tanto por la música clásica como por el jazz. Después eligió hacer canciones folk en los años siguientes -un poco de Dylan o quizás "House of the Rising Sun", donde retrataba a la joven desamparada llevada a una vida de prostitución. En concordancia con la turbulencia musical de fines de los sesenta, podés investigar un disco de Simone de esa época y enfrentarte a batido rítmico del funk, con congas aporreadas alrededor de ella, y guitarras eléctricas con wah-wah serpenteándose a su lado. (Vean "Funkier Than a Mosquito's Tweeter", de It Is Finished, de 1974). Y la versión góspel de "My Sweet Lord", de George Harrison?! Cada una reconfigurada para sonar como suya propia en lugar de ser meras reversiones fieles. No sorprende que músicos tan estilísticamente diferentes estén atraídos por ella.
Su estilo de piano podía ser refrenado y dignificado. Pero su voz -vigorosa, emotiva, hirviente- era sencilla, casi masculina, el sonido del crepúsculo. Podía pasar del suspiro más íntimo y femenino, como si no hubiera nadie más en la sala, a un grito severo y apasionado en el que la indignación, el dolor y la furia más justificados se destapaban para que todos los oyeran. Se transformó en un espejo de los cambios en la vida afroamericana desde el principio hasta el final de los sesenta.
Fuente:
Revista Rolling Stone