Este texto fue escrito por Bar MamÄfriK y publicado en la primera edición de la revista Pagina Negra. Muchas gracias Bar por compartirlo! En la cultura africana el griot es el
encargado de mantener la tradición y la historia de la tribu a través de la
palabra y la música. En la década del 70,
a muchos kilómetros de la tierra madre, los descendientes de la diáspora en Estados Unidos, tal vez sin saberlo (o
quizás con toda la conciencia de ello) tomaron esta tradición milenaria y se
volcaron a las calles de Nueva York a llevar su palabra y su ritmo hasta crear
una cultura que aún continúa expandiéndose a todos los barrios del mundo. Uno
de esos griots usó las tornamesas (o tocadiscos) para comunicar a los
integrantes de su tribu, su nombre es Dj Kool Herc.
Nacido como Clive Campbell en Kingston Jamaica,
traía con él la tradición del sound system de la isla y una melomanía heredada
de su padre, que había aumentado exponencialmente una vez que su familia se
asentó en Nueva York. En agosto de 1973 Herc pasó a la historia por realizar
una fiesta en un salón del West Bronx a la que concurrieron gran parte de los
pibes que andaban pululando por los suburbios en busca de aires nuevos… y vaya que los
encontraron!
Casi 50
años después, esa noche, esa fiesta, ese barrio y ese dj pasaron a convertirse
en parte de un mito fundacional del que todavía hablamos como si se tratara de
una leyenda urbana y que conmemoramos todos los años como el día que nació el
Hip Hop.

Por esa época Kool Herc ya venía haciéndose un
nombre como dj de “house parties” (fiestas generalmente organizadas para cubrir
los gastos del hogar o ganar unos billetes extras en una época de crisis
profunda en los guetos neoyorkinos) y tenía dos puntos fuertes: los temas que
pinchaba no se escuchaban en ningún otro lado y su equipo de sonido era el más
potente de la zona. Pero eso no lo era lo más destacable de su performance, en el punto álgido de la noche acostumbraba agarrar
el micrófono y arengaba a la gente hasta llevarlos al éxtasis. En cada fiesta
que se presentaba fluía una nueva energía, era como si a través del baile se
estaban desprendiendo del peso de la historia. Se podía percibir que algo
especial se estaba gestando, pero ni Clive, ni su familia, ni sus amigos, ni
sus vecinos; ni cada uno de los jóvenes que se iban acercando a los eventos que
él convocaba, ninguno se imaginaba la magnitud de lo que estaba por venir.
De a poco los chicos y chicas comenzaron a
reinventarse. Primero adoptaban un apodo que les parecía cool y después se
encargaban de que todo el mundo lo conociera estampándolo en cada superficie
limpia de la ciudad. Preferían dejar sus tags (firmas) o tirar unos cartones en
el piso para practicar sus nuevos pasos o pensar rimas ingeniosas en lugar de estar
rivalizando con otros chicos por el territorio. De a poco la generación de las
pandillas iba quedando atrás para darle lugar a nuevas formas de expresión a
través del baile, la pintura, el fraseo y la música. Sin saberlo estaban
creándose una nueva identidad, una nueva cultura.

Por su parte el joven Clive hacía tiempo que
se había distanciado de las pandillas, según sus propias palabras: “estaba más
interesado en proyectar mi personalidad de forma exuberante que en la violencia
física grupal”. También se había despojado casi por completo de su acento
jamaiquino, aunque siempre estuvo orgulloso
de su origen y su primer influencia estaba en los ritmos de Jamaica, sabía que
para adaptarse debía embeberse de la cultura afroamericana así que de a poco empezó
a cultivarse con el rhythm and blues, el soul, el funk y el disco y se fanatizó
con los disc jockeys de soul y rock a quienes seguía de forma casi
religiosa. Paralelo a su afición por la
música y los selectores comenzó a juntarse con los Ex Vandal, una conocida crew
de graffiteros, de donde surgió su firma CLYDE ASS KOOL, una deformación de su
nombre (que nadie sabía pronunciar) y el KOOL por una publicidad de cigarrillos
que le pareció que tenía onda, aunque con el tiempo terminaría adoptando el HERC,
un diminutivo de Hércules, como se lo conocía en el ambiente deportivo de su
escuela donde destacaba por su facilidad tanto para el atletismo, como las
pesas o el básquet. Finalmente había encontrado la identidad que lo llevaría a
la fama.
Luego del éxito de la primer fiesta, Campbell
y su familia comenzaron a armar eventos en el mismo salón casi todos los meses,
principalmente apuntaban a los estudiantes de las secundarias cercanas, para
evitar la presencia de las pandillas y la violencia que estas acarreaban. Fue
así que la reputación de Herc creció entre el público ATP del Bronx siendo el
principal animador de los bailes escolares de la zona, por lo que empezó a
cosechar un grupo de fieles seguidores. Entonces decidió organizar su primer “Block
Party” (llamadas así porque se hacían justamente en medio de la calle alrededor
de los “bloques” o edificios). Era tal el respeto que infundía este dj que a
pesar de ser una fiesta al aire libre y estar expuesta a que ocurriese
cualquier percance, no hubo ningún tipo de desmán desde el comienzo hasta la
madrugada, cuando se dio por finalizada la velada.
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Kool Herc por Dan Lish |
A medida que su popularidad crecía se iba
sumando gente a su entorno, como su amigo y compatriota Coke La Rock con quien
armó un dúo en el que rememoraban al toasting jamaiquino logrando diferenciarse
de los típicos djs de música disco que sólo tiraban palabras sueltas u
onomatopeyas para agitar a la masa. Por el contrario, tal como venía haciendo
su compañero, La Rock respondía a los ritmos que le disparaba Herc con frases
elaboradas y rimas divertidas en las que a veces también se sumaba el público.
Otra de las características que hicieron
grande a Kool Herc fue su visión y el estudio minucioso de la pista de baile.
Al observar atentamente lo que sucedía cuando sonaba una canción se dio cuenta
que el entusiasmo de la gente crecía cuando quedaba sonando nada más que la
sección rítmica. Es por eso que decidió
concentrarse solamente en el break instrumental y empezó a seleccionar
basándose únicamente en esa parte de los discos con canciones de soul negro y
rock blanco con un beat rápido y a menudo afro latino. Para esto utilizaba una
técnica que denominó “The Merry Go Round” (la calesita) en la que ponía dos
discos con la misma canción y de ese modo alargaba la parte instrumental todo
el tiempo que fuera necesario y creaba su propia versión extendida. Esta utilización
del loop quedaría en el imaginario como
marca registrada de Herc y era festejada por los b-boys (o “break boys”) que justamente
adquirieron este nombre por su amor a los breaks que pinchaba el Dj.
A medida que fue pasando el tiempo y su
público fue creciendo tuvo que trasladar su equipamiento a Cedar Park, un lugar
con mucha más capacidad y donde se podía explotar más la potencia del sonido.
Este sitio terminó convirtiéndose en un semillero de nuevos dj’s, mc´s, b-boys
y graffiteros que seguían a esta especie de superhéroe negro de las bandejas e inspirados por él siguieron sus pasos dentro
de la cultura e inclusive llegó a armar junto a algunos de ellos su propia crew
llamada “Herculords”. La mecánica había cambiado, ahora las bandas eran de
deejays, de raperos, de escritores o de breakers. Fue en estas reuniones donde
se empezaron a realizar los cyphers (competencias en donde cada uno mostraba
sus habilidades o “skills”). Se había dejado de lado el baile grupal al estilo
“Soul Train”, ahora cada uno ponía a prueba su valía dentro del círculo de
gente que se formada, mientras Kool Herc tiraba los breaks desde el podio y los
animaba desde el micrófono. La
competencia siempre existió en el Hip Hop pero en la génesis estaba claro que
más allá de un tema de egos el asunto estaba en mirar las capacidades del otro
pero, para enfocarse más en las propias. Competir con uno mismo fue el lema
desde el principio.

Con el paso del tiempo las block parties se
trasladaron a los clubes y Herc pasó a ser el artista más multitudinario de su
barrio. Un hijo del Bronx estaba llegando lejos y aún faltaba mucho camino por
recorrer. A fines de los 70’s se había trazado un nuevo mapa territorial de
Nueva York donde las crews iban creciendo cada vez más y salían a la luz nuevas
estrellas del gueto como GrandMaster Flash, la Zulu Nation con Afrika Bambaataa
al frente y la Rock Steady Crew, entre otros. Ya entrados los 80’s la época de
esplendor de Herc había pasado y el Hip Hop ya se estaba esparciendo a todas
las ciudades de Estados Unidos y el mundo. Como saben, el resto de la historia
se sigue escribiendo aún hoy y entendemos que el correr de los años, los
distintos enfoques y estilos, la tecnología, el mainstream, MTV, Youtube, Red Bull
y la cantidad infinita de artistas de la cultura Hip Hop han sacado del foco de
atención a Kool Herc, o no tanto… Ha pasado mucha agua bajo el puente pero aún
así todos sabemos quién fue el propulsor del barco
Un amigo me contó que cuando fue a Nueva York
hace un par de años tuvo el honor de conocer a Kool Herc, quien en la
actualidad reparte su tiempo entre conferencias y “presencias” donde se sienta a hablar con cultores
de distintas partes del mundo sobre la historia y la actualidad de nuestra
comunidad. Su palabra es escuchada con devoción y respeto como a un viejo maestro
trasmitiendo secretos de sus hazañas, como se escucha atentamente a un griot contando
historias para que no caigan en el olvido.
Autora: Bar MamÄfriK
Publicado originalmente en el #1 de la revista Pagina Negra
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