Antes de que el ska y el reggae fueran conocidos fuera del Caribe, hubo un personaje clave que logró seguidores internacionales tocando música jamaicana y desempeñó un papel vital en la popularización de sendos géneros en todo el mundo. Su nombre, Byron Lee, el gran protagonista de la siguiente entrada del blog de Escuchate Esto!
Byron Lee formó parte de
esa larga estirpe del mestizaje chino-jamaicano que, con sus invaluables
producciones y trabajo, aportó una inmensidad de composiciones al desarrollo de
la música jamaicana y, por extensión, en la música popular a nivel mundial. Nunca
podemos olvidar que personajes como Ivan Chin en la era del mento, Leslie Kong,
Randy Chin, Justin Yap, Charlie Moo o The Hoo Kim Brothers en Channel One
Studios, fueron algunos de los arquitectos de la cultura sonora de nuestra isla
musical favorita a los que debemos agradecer la colocación de algunas piedras
angulares del reggae en el panorama mundial. Pero esa, es una batalla que ya fue contada magníficamente por el anfitrión de Escuchate Esto! y no procede en absoluto para desviarnos del camino
con el que empezamos a contar esta otra historia.
Lee aprendió a tocar el bajo de manera autodidacta y el piano en el colegio, pero pulsó el botón de pausa cuando entró a formar parte del equipo de fútbol de St George’s College. La camiseta que usaba dicho equipo tenía un escudo con San Jorge matando al dragón. Cuando el equipo ganó varias copas en tres divisiones, los jugadores celebraban las victorias en el vestuario con cánticos que, sin quererlo, dieron lugar a la génesis de la denominación de la banda de Byron Lee. The Dragonaires comenzaron a forjar su fama como grupo en la isla tocando Mento y Calypso allá donde les dejaban.
Lee abrió una agencia de reservas y promoción de conciertos a principios de los años 60, Lee Enterprises Limited, así como su propio sello, Dragon's Breath. Trajo a Jamaica a artistas estadounidenses como The Drifters, Chuck Berry, Sam Cooke y Fats Domino y se encargó de que su banda fuera la encargada de tocar en calidad de acompañantes musicales junto a dichas estrellas. Con Lee a la cabeza y el manager Ronnie Nasralla co-produciendo y manejando los arreglos comerciales, los Dragonaires hicieron todos los movimientos correctos para despegar con éxito, algo que Lee aprovechó con la llegada del Ska. En ese instante, el que el grupo adaptó su repertorio a sabiendas de que dicho género podía convertirse en uno que proporcionara una identidad musical propia a la isla, rompiendo así el largo dominio del R&B estadounidense.
En 1962, la banda tuvo una excelente exposición internacional cuando millones de personas vieron la película 'Dr. No' de James Bond. Filmada en Kingston y alrededores, presentaba a Lee y los Dragonaires en un selecto club nocturno mientras tocaban “Jump Up”. La escena en la que aparecen es, además, doblemente interesante desde el punto de vista de la casualidad cultural, ya que entre los extras que bailan al son de la música de la banda, se encuentra un jamaiquino blanco llamado Chris Blackwell, quien formaría Island Records aproximadamente un año después de dicha aparición fílmica.
El gran año para Lee
fue 1964, momento en el que The Dragonaires tocaron en la Feria Mundial de
Nueva York respaldando a Prince Buster, Eric Morris y Peter Tosh. Fueron una
sensación en la feria y, gracias a ello, lograron dar conciertos importantes en
algunos de los mejores clubes nocturnos de Manhattan. De vuelta en Jamaica, Lee compró WIRL a Edward
Seaga y la renombró como Dynamic Sounds Recording, Inc., donde serían grabados
una inmensa mayoría de los éxitos de Reggae de principios de los 70, así como
material de artistas de la talla de Roberta Flack, Paul Simon, Johnny Nash o The Rolling Stones.
En medio de todas estas actividades musicales y comerciales, Lee mantuvo un calendario completo de presentaciones y grabaciones, editando sencillos regularmente y álbumes con una asiduidad anual. Fue eminentemente exitoso, aunque en años posteriores, incurriría en la ira editorial de algunos escritores que consideraban a su banda de baile como una versión pálida y diluida del ska, en comparación con agrupaciones como The Skatalites, The Maytals o The Wailers. Sin embargo, es innegable que Lee y su banda contribuyeron sobremanera a popularizar el ska y la música jamaicana durante los años 60. A pesar de esta supuesta naturaleza diluida atribuida, Lee y los Dragonaires mantuvieron seguidores hasta finales del siglo XX. Cuando la música dancehall comenzó a tener auge en Jamaica, Lee expresó abiertamente que no le gustaba y convirtió a los Dragonaires en una banda de soca, deleitando a las multitudes con sus nuevos temas en la celebración anual del carnaval de Jamaica.
Byron Lee continuó en
activo incluso después de cumplir 70 años en 2005, pero al año siguiente fue
diagnosticado de cáncer de vejiga y quiso hacer pública su experiencia con la
enfermedad con el objetivo de crear conciencia. Fue un tipo con un alma
enérgica, un caballero y un astuto hombre de negocios cuya fuerza motriz final
fue el poder edificante de la música, y pese a que a menudo no se le toma en
serio como músico, nadie puede negar todo lo que hizo por los ritmos caribeños.
A modo de cierre, y
no sin antes agradecer con cariño y sinceridad a Tony su deseo de incluir de
nuevo con nuestra participación en su blog, recomendamos darle una escucha a un disco de Byron Lee donde el rocksteady es el protagonista. Eso sí, no esperéis
encontrar los habituales sonidos empalagosos o romanticones de Desmond Dekker,
Alton Ellis o Tommy McCook & The Supersonics, más bien canciones con carácter
y fuerza.
Muchas gracias y
hasta la próxima.
Soulsolete
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