viernes, 2 de agosto de 2019

Blue Note y la concepción gráfica del Jazz

Las portadas de Blue Note son un verdadero ícono gráfico y referencia ineludible en la historia del arte de la industria discográfica y mas allá. Comparto algunos pasajes de la nota de Victoria Gee para Cryptamag en donde explica la génesis y la importancia de la identidad gráfica del legendario sello de jazz.

Blue Note ha sido tan imitado musicalmente como en lo que respecta al estilo estético-artístico de sus portadas y packaging. La distinción de sus portadas es mundialmente conocida, siendo una importante fuente de inspiración para posteriores corrientes dentro del diseño gráfico. Las portadas más famosas del sello en su mayoría fueron trabajadas por Reid Miles en la maquetación e ilustración y Francis Wolff como ojo fotográfico. Pero, también hubo otros pioneros olvidados que pusieron su granito de arena en la ilustración del sello. Paul Bacon diseñó portadas de discos como “Milt Jackson: Wizard of theVibes” (1952). Uno de los talentos de Bacon fue el de utilizar de forma ingeniosa y llamativa la fuente. Este era el comienzo de lo que sería uno de los puntos fuertes en el diseño de Blue Note: la tipografía. 



El segundo diseñador que colaboró con Blue Note fue Gil Mellé. Diseñó las portadas de los discos de su propio cuarteto y también trabajó para Prestige Records. En 1953 John Hermansader ilustró los primeros discos de Modern Jazz Series creando un estilo muy particular jugando con siluetas ondulantes y recortes tipo collage. Blancos y negros, tipografías dispares, tintados azules, tintados rojos son algunos de los signos que caracterizan el estilo de Blue Note. El diseño vanguardista de sus portadas rompió los esquemas estéticos de la época. Reid Miles introdujo numerosos elementos rompedores que definieron la identidad del sello e incluso la concepción gráfica del jazz.

Diseño gráfico y fotografía eran magistralmente combinados de forma que la portada resultante fuera un trabajo totalmente compacto y con un solo concepto apegado a la composición musical.

Una de las cosas que hacían especiales las portadas era la colaboración de Francis Wolff y su manera de trabajar la fotografía. El hecho de captar imágenes durante los ensayos, hacía que esa atmósfera ferviente de improvisación y espontaneidad se reflejara a la perfección en los negativos. Todo aquello se salía del modelo de portada establecido anteriormente por otras discográficas y por lo que entonces dominaba en el mercado musical. Figuras estáticas, poses rígidas y sin alma abundaban en la escena. Productos casi manufacturados y sin ninguna sensibilidad artística, por no hablar del componente racista de las productoras. Blue Note al contrario, cerraba el concepto musical con la portada adecuada, por lo que nada era casualidad.

Ciertamente el eje que hacía girar el trabajo gráfico de la discográfica, era la perfecta compenetración entre el fotógrafo y el diseñador. Francis Wolff y Reid Miles constituyeron uno de esos binomios míticos. 
El estilo de Reid radicaba en la forma en la que combinaba los elementos gráficos. Supo introducir la fotografía en un género musical dominado por ilustraciones. Pero cuando la tecnología mejoró y se posibilitaron las impresiones de fotografía a color por un precio asequible, la ilustración cayó en picada. Lo que el público quería ver era la imagen del artista. Blue Note, supo captar algunos elementos del diseño gráfico (especialmente la tipografía) y lo mejor de la fotografía. Aunque actualmente podamos reconocer y captar al instante la originalidad del estilo de Miles y Wolff, tardaron una década en establecerse como estándar frente a lo que se hacía a su alrededor.
Una de las anécdotas que más llama la atención, es que en sus primeros años la discográfica disponía de un presupuesto bastante bajo para la producción de sus diseños, y lo que más económico resultaba eran los tintados de blanco y negro en colores primarios como el cian, amarillo y magenta (y sus respectivas mezclas), un recurso bastante original que acabó convirtiéndose en una técnica característica del sello, siendo ni más ni menos que la pura adaptación de un artista con ingenio a una situación precaria. Las fotografías de Wolf retratan el ambiente en el que los músicos se movían día a día. Cubría casi todos los ensayos y sesiones de grabación para el material publicitario, aún hoy en día ese mismo material sigue ilustrando los libretos de las reediciones.  Si bien Blue Note era la discográfica dominante en la Costa Este durante los ‘50 y ’60, en lo que respecta a lo gráfico, Prestige y Riverside también ofrecían trabajos bastante interesantes a la industria en una línea parecida a la de Blue Note. 




El estilo artístico de Blue Note ha significado tanto para la historia del diseño de portadas que varios artistas han querido rendir homenaje a la famosa discográfica, como el Wu-Note Project en el que se reinventan las portadas de Wu-Tang Clan al más puro estilo Blue Note.

Podes ver las portadas de Blue Note en este link: http://www.birkajazz.com/archive/blueNote1500.htm

Fuentes:
http://www.cryptamag.es/blue-note-y-la-concepcion-grafica-del-jazz/

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